Marcos 16, Libro 41

Entonces, cuando el sábado hubo pasado, María Magdalena, y María la madre de Santiago, y Salomé compraron especias para ir a untarlo. 2 Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron a la tumba conmemorativa, cuando el sol había salido. 3 Y se decían unas a otras: “¿Quién nos removerá la piedra de la puerta de la tumba conmemorativa?”. 4 Pero alzando los ojos, vieron que la piedra había sido removida, a pesar de ser muy grande. 5 Cuando entraron en la tumba conmemorativa, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de una ropa larga blanca, y se aturdieron. 6 Él les dijo: “Dejen de aturdirse. Ustedes buscan a Jesús el Nazareno, que fue fijado en un madero. Fue levantado; no está aquí. ¡Miren! El lugar donde lo pusieron. 7 Pero vayan, digan a sus discípulos y a Pedro: ‘Él va delante de ustedes a Galilea; allí lo verán, así como les dijo’”. 8 De modo que, cuando salieron, huyeron de la tumba conmemorativa, porque temblor y fuerte emoción se habían apoderado de ellas. Y no dijeron nada a nadie, porque temían.
CONCLUSIÓN CORTA
Algunos manuscritos y versiones recientes contienen una conclusión corta después de Marcos 16:8, como sigue:
Pero todas las cosas que se habían mandado las relataron brevemente a los que estaban alrededor de Pedro. Además, después de estas cosas, Jesús mismo envió por medio de ellos desde el oriente hasta el occidente la santa e incorruptible proclamación de la salvación eterna.
CONCLUSIÓN LARGA
Ciertos manuscritos (ACD) y versiones (VgSyc,p) antiguos añaden la siguiente conclusión larga, pero אBSysArm la omiten:
9 Después que él se levantó muy de mañana, el primer día de la semana, apareció primero a María Magdalena, de quien había expulsado siete demonios. 10 Ella fue e informó a los que habían estado con él, mientras ellos estaban lamentándose y llorando. 11 Pero ellos, cuando oyeron que él vivía de nuevo y que había sido visto por ella, no creyeron. 12 Además, después de estas cosas apareció en otra forma a dos de ellos que iban andando, mientras estaban en camino al campo; 13 y estos volvieron y lo informaron a los demás. Tampoco creyeron a estos. 14 Pero más tarde apareció a los once mismos, estando ellos reclinados a la mesa, y les reconvino su falta de fe y dureza de corazón, porque no creyeron a los que lo habían visto ya levantado de entre los muertos. 15 Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, mas el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas, 18 y con las manos tomarán serpientes, y si beben algo mortífero no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos, y estos sanarán”.
19 Entonces el Señor Jesús, después de haberles hablado, fue tomado arriba al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Por consiguiente, ellos salieron y predicaron por todas partes, mientras el Señor obraba con ellos y apoyaba el mensaje por las señales que acompañaban a este.

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Marcos 15, Libro 41

E inmediatamente al rayar el alba los sacerdotes principales tuvieron consulta con los ancianos y los escribas, aun todo el Sanedrín, y ataron a Jesús y se lo llevaron y lo entregaron a Pilato. 2 De modo que Pilato le hizo la pregunta: “¿Eres tú el rey de los judíos?”. En respuesta, él le dijo: “Tú mismo [lo] dices”. 3 Pero los sacerdotes principales procedieron a acusarlo de muchas cosas. 4 Entonces Pilato se puso a interrogarlo de nuevo, diciendo: “¿No respondes nada? ¡Mira cuántas acusaciones hacen contra ti!”. 5 Pero Jesús ya no respondió más, de manera que Pilato se maravillaba.
6 Ahora bien, de fiesta en fiesta este solía ponerles en libertad un preso, que ellos solicitaban. 7 Por entonces el llamado Barrabás estaba en cadenas con los sediciosos, que en su sedición habían cometido asesinato. 8 De modo que la muchedumbre se presentó y comenzó a hacer petición según lo que él solía hacer para ellos. 9 Pilato les respondió, y dijo: “¿Quieren que les ponga en libertad al rey de los judíos?”. 10 Pues se daba cuenta de que por envidia lo habían entregado los sacerdotes principales. 11 Pero los sacerdotes principales excitaron a la muchedumbre para que les pusiera en libertad a Barrabás, más bien. 12 Respondiendo de nuevo, Pilato les decía: “Entonces, ¿qué haré con el que ustedes llaman rey de los judíos?”. 13 Otra vez clamaron: “¡Al madero con él!”. 14 Pero Pilato les decía: “Pues, ¿qué mal ha hecho?”. Pero ellos clamaron más y más: “¡Al madero con él!”. 15 Con eso, Pilato, deseando satisfacer a la muchedumbre, les puso en libertad a Barrabás, y, habiendo hecho que le dieran latigazos a Jesús, lo entregó para que fuera fijado en un madero.
16 Entonces los soldados lo llevaron dentro del patio, es decir, al palacio del gobernador; y convocaron al entero cuerpo de soldados, 17 y lo ataviaron de púrpura, y entretejieron una corona de espinas y se la pusieron. 18 Y comenzaron a saludarlo: “¡Buenos días, rey de los judíos!”. 19 También, le daban en la cabeza con una caña y le escupían y, doblando las rodillas, le rendían homenaje. 20 Por fin, cuando se hubieron burlado de él, lo despojaron de la púrpura y le pusieron sus prendas de vestir exteriores. Y lo condujeron fuera para fijarlo en el madero. 21 También, obligaron a rendir servicio a uno que iba pasando, a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, para que levantara su madero de tormento.
22 De modo que lo llevaron al lugar de Gólgota, que, traducido, significa Lugar del Cráneo. 23 Aquí trataron de darle vino drogado con mirra, pero él rehusó tomarlo. 24 Y lo fijaron en el madero y repartieron sus prendas de vestir exteriores echando suertes sobre ellas para decidir quién se llevaba qué. 25 Era ya la hora tercera, y lo fijaron en el madero. 26 Y la inscripción del cargo contra él estaba escrita encima: “El rey de los judíos”. 27 Además, con él fijaron en maderos a dos salteadores, uno a su derecha y uno a su izquierda. 28 —— 29 Y los que pasaban le hablaban injuriosamente, meneando la cabeza y diciendo: “¡Bah! Tú, supuesto derribador del templo y edificador de él en tres días, 30 sálvate bajando del madero de tormento”. 31 Del mismo modo también los sacerdotes principales se burlaban entre sí junto con los escribas y decían: “A otros salvó; ¡a sí mismo no se puede salvar! 32 Baje ahora el Cristo el rey de Israel del madero de tormento, para que veamos y creamos”. Hasta los que estaban fijados en maderos junto con él lo vituperaban.
33 Cuando llegó a ser la hora sexta, una oscuridad cayó sobre toda la tierra hasta la hora nona. 34 Y a la hora nona Jesús clamó con voz fuerte: “É·li, É·li, ¿lá·ma sa·baj·thá·ni?”, que, traducido, significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”. 35 Y algunos de los que estaban de pie cerca, al oírlo, empezaron a decir: “¡Miren! Llama a Elías”. 36 Pero uno corrió, empapó una esponja en vino agrio, y, poniéndola en una caña, le daba de beber, diciendo: “¡Déjen[lo]! Veamos si Elías viene a bajarlo”. 37 Pero Jesús dio un grito fuerte, y expiró. 38 Y la cortina del santuario se rasgó en dos, de arriba abajo. 39 Ahora bien, cuando el oficial del ejército que estaba de pie allí donde lo tenía a la vista vio que había expirado en estas circunstancias, dijo: “Ciertamente este hombre era Hijo de Dios”.
40 Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas María Magdalena, así como también María la madre de Santiago el Menos y de Josés, y Salomé, 41 las cuales acostumbraban acompañarlo y ministrarle cuando estaba en Galilea, y muchas otras que habían subido junto con él a Jerusalén.
42 Entonces, como ya era una hora avanzada de la tarde, y puesto que era Preparación, es decir, la víspera del sábado, 43 vino José de Arimatea, miembro estimable del Consejo, que también esperaba, él mismo, el reino de Dios. Cobrando ánimo, entró ante la presencia de Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. 44 Pero Pilato deseaba saber si ya estaba muerto, y, mandando llamar al oficial del ejército, le preguntó si ya había muerto. 45 Entonces, una vez que se aseguró de ello por el oficial del ejército, concedió el cadáver a José. 46 Este, en efecto, compró lino fino, y lo bajó, lo envolvió en el lino fino y lo puso en una tumba que estaba labrada en una masa rocosa; e hizo rodar una piedra hasta la puerta de la tumba conmemorativa. 47 Pero María Magdalena y María la madre de Josés se quedaron mirando dónde había sido puesto.

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Marcos 14, Libro 41

Ahora bien, dos días después era la pascua y [la fiesta de] las tortas no fermentadas. Y los sacerdotes principales y los escribas buscaban cómo prenderlo mediante un ardid astuto, y matarlo; 2 porque repetidas veces decían: “No en la fiesta; puede que haya alboroto del pueblo”.
3 Y mientras él estaba en Betania, en casa de Simón el leproso, estando reclinado a la mesa, vino una mujer con una cajita de alabastro llena de aceite perfumado, nardo genuino, muy costoso. Rompiendo la cajita de alabastro, ella se puso a derramarlo sobre la cabeza de él. 4 Al ver esto, hubo algunos que expresaban indignación entre sí: “¿Por qué se ha efectuado este desperdicio del aceite perfumado? 5 ¡Pues este aceite perfumado pudiera haberse vendido por más de trescientos denarios y haberse dado a los pobres!”. Y estaban muy disgustados con ella. 6 Pero Jesús dijo: “Déjenla. ¿Por qué tratan de causarle molestia? Excelente obra ha hecho ella para conmigo. 7 Porque siempre tienen a los pobres con ustedes, y cuando quieran pueden hacerles bien, pero a mí no siempre me tienen. 8 Ella hizo lo que pudo; se anticipó a ponerme aceite perfumado sobre el cuerpo en vista del entierro. 9 En verdad les digo: Dondequiera que se prediquen las buenas nuevas en todo el mundo, lo que hizo esta mujer también se contará para recuerdo de ella”.
10 Y Judas Iscariote, uno de los doce, se fue a los sacerdotes principales para traicionarlo a ellos. 11 Estos, al oírlo, se regocijaron, y prometieron darle dinero en plata. De modo que él se puso a buscar cómo traicionarlo convenientemente.
12 Ahora bien, el primer día de las tortas no fermentadas, cuando acostumbraban sacrificar la [víctima de la] pascua, sus discípulos le dijeron: “¿Dónde quieres que vayamos y hagamos los preparativos para que comas la pascua?”. 13 Entonces él envió a dos de sus discípulos y les dijo: “Vayan a la ciudad, y se encontrará con ustedes un hombre que lleva una vasija de barro con agua. Síganlo, 14 y donde entre, digan al amo de casa: ‘El Maestro dice: “¿Dónde está el cuarto para convidados para mí donde yo pueda comer la pascua con mis discípulos?”’. 15 Y él les mostrará un cuarto grande, arriba, amueblado en preparación; y allí hagan los preparativos para nosotros”. 16 De modo que los discípulos salieron, y entraron en la ciudad y lo hallaron así como él les había dicho; e hicieron preparativos para la pascua.
17 Cuando hubo anochecido, él vino con los doce. 18 Y estando ellos reclinados a la mesa y comiendo, Jesús dijo: “En verdad les digo: Uno de ustedes, que come conmigo, me traicionará”. 19 Ellos comenzaron a contristarse y a decirle uno por uno: “No soy yo, ¿verdad?”. 20 Él les dijo: “Es uno de los doce, que moja conmigo en la fuente común. 21 Cierto, el Hijo del hombre se va, así como está escrito respecto a él, mas ¡ay de aquel hombre por medio de quien el Hijo del hombre es traicionado! Le hubiera sido mejor a aquel hombre no haber nacido”.
22 Y mientras continuaban comiendo, él tomó un pan, y habiendo dicho una bendición, lo partió y se lo dio a ellos, y dijo: “Tómenlo; esto significa mi cuerpo”. 23 Y tomando una copa, ofreció gracias y se la dio a ellos, y todos bebieron de ella. 24 Y les dijo: “Esto significa mi ‘sangre del pacto’, que ha de ser derramada a favor de muchos. 25 En verdad les digo: De ningún modo beberé yo más del producto de la vid hasta aquel día en que lo beba nuevo en el reino de Dios”. 26 Por último, después de cantar alabanzas, salieron al monte de los Olivos.
27 Y Jesús les dijo: “A todos ustedes se les hará tropezar, porque está escrito: ‘Heriré al pastor, y las ovejas serán esparcidas’. 28 Pero después que yo haya sido levantado iré delante de ustedes a Galilea”. 29 Pero Pedro le dijo: “Aun si a todos los demás se les hace tropezar, sin embargo a mí no se me hará”. 30 Ante aquello, Jesús le dijo: “En verdad te digo: Hoy tú, sí, esta noche, antes que un gallo cante dos veces, hasta tú me repudiarás tres veces”. 31 Pero él se puso a decir con insistencia: “Aunque tenga que morir contigo, de ningún modo te repudiaré”. También, todos los demás decían la misma cosa.
32 Entonces llegaron a un lugar cuyo nombre era Getsemaní, y él dijo a sus discípulos: “Siéntense aquí mientras yo oro”. 33 Y tomó consigo a Pedro y a Santiago y a Juan, y comenzó a aturdirse y a perturbarse penosamente. 34 Y les dijo: “Mi alma está hondamente contristada, hasta la muerte. Quédense aquí y manténganse alerta”. 35 Y yendo un poco más adelante caía al suelo y oraba que, si fuera posible, pasara de él aquella hora. 36 Y decía: “Abba, Padre, todas las cosas te son posibles; remueve de mí esta copa. No obstante, no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres”. 37 Y vino y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: “Simón, ¿duermes? ¿No tuviste las fuerzas para mantenerte alerta una sola hora? 38 Varones, manténganse alerta y orando, para que no entren en tentación. El espíritu, por supuesto, está pronto, pero la carne es débil”. 39 Y de nuevo se fue y oró, diciendo la misma palabra. 40 Y vino otra vez y los halló durmiendo, pues tenían los ojos cargados, de modo que no sabían qué contestarle. 41 Y vino la tercera vez y les dijo: “¡En una ocasión como esta ustedes duermen y descansan! ¡Basta! ¡Ha llegado la hora! ¡Miren! El Hijo del hombre es traicionado en manos de pecadores. 42 Levántense, vámonos. ¡Miren! El que me traiciona se ha acercado”.
43 E inmediatamente, mientras todavía hablaba, llegó Judas, uno de los doce, y con él una muchedumbre con espadas y garrotes, de parte de los sacerdotes principales y de los escribas y de los ancianos. 44 Ahora bien, el que lo traicionaba les había dado una señal fija, diciendo: “Al que bese, ese es; deténganlo y llévenselo con seguridad”. 45 Y vino en seguida y se acercó a él y dijo: “¡Rabí!”, y lo besó muy tiernamente. 46 De modo que ellos le echaron mano y lo detuvieron. 47 Sin embargo, uno de los que estaban de pie allí sacó su espada e hirió al esclavo del sumo sacerdote y le quitó la oreja. 48 Mas, tomando la palabra, Jesús les dijo: “¿Salieron con espadas y garrotes como contra un salteador para arrestarme? 49 Día tras día estaba con ustedes en el templo enseñando, y sin embargo no me detuvieron. No obstante, es con el fin de que se cumplan las Escrituras”.
50 Y todos lo abandonaron y huyeron. 51 Pero cierto joven que llevaba puesta sobre su [cuerpo] desnudo una prenda de vestir de lino fino se puso a seguirlo de cerca; y trataron de prenderlo, 52 pero él dejó atrás su prenda de lino y se escapó desnudo.
53 Entonces condujeron a Jesús al sumo sacerdote, y se reunieron todos los sacerdotes principales y los ancianos y los escribas. 54 Mas Pedro, de lejos, lo siguió hasta dentro del patio del sumo sacerdote; y estaba sentado junto con los servidores de la casa y calentándose delante de la brillante lumbre. 55 Mientras tanto, los sacerdotes principales y todo el Sanedrín buscaban testimonio contra Jesús para darle muerte, pero no hallaban ninguno. 56 Muchos, en realidad, testificaban falsamente contra él, pero sus testimonios no estaban de acuerdo. 57 También, algunos se levantaban y daban falso testimonio contra él, diciendo: 58 “Nosotros le oímos decir: ‘Yo derribaré este templo que fue hecho de manos y en tres días edificaré otro, no hecho de manos’”. 59 Pero tampoco sobre esta base estaba de acuerdo su testimonio.
60 Por fin se levantó en medio de ellos el sumo sacerdote e interrogó a Jesús, diciendo: “¿No respondes nada? ¿Qué es lo que estos testifican contra ti?”. 61 Mas él se quedó callado y no respondió nada. De nuevo el sumo sacerdote se puso a interrogarle, y le dijo: “¿Eres tú el Cristo el Hijo del Bendito?”. 62 Entonces Jesús dijo: “Lo soy; y ustedes verán al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder y viniendo con las nubes del cielo”. 63 Ante esto, el sumo sacerdote rasgó sus prendas de vestir interiores y dijo: “¿Qué más necesidad tenemos de testigos? 64 Ustedes han oído la blasfemia. ¿Qué se les hace evidente?”. Todos ellos lo condenaron, declarándolo expuesto a muerte. 65 Y algunos comenzaron a escupirle y a cubrirle todo el rostro y a darle de puñetazos y a decirle: “¡Profetiza!”. Y, dándole de bofetadas, lo recibieron los servidores del tribunal.
66 Ahora bien, mientras Pedro estaba abajo en el patio, vino una de las sirvientas del sumo sacerdote, 67 y, viendo a Pedro que se calentaba, lo miró directamente y dijo: “Tú, también, estabas con el Nazareno, este Jesús”. 68 Pero él lo negó, diciendo: “Ni lo conozco, ni entiendo lo que dices”, y salió fuera al vestíbulo. 69 Allí la sirvienta, al verlo, comenzó de nuevo a decir a los que estaban de pie por allí: “Este es uno de ellos”. 70 De nuevo lo negaba. Y otra vez, después de poco, los que estaban de pie por allí se pusieron a decir a Pedro: “Ciertamente eres uno de ellos, porque, de hecho, eres galileo”. 71 Pero él comenzó a maldecir y a jurar: “No conozco a este hombre de quien hablan”. 72 E inmediatamente cantó un gallo por segunda vez; y Pedro recordó el dicho que Jesús le había hablado: “Antes que un gallo cante dos veces, me repudiarás tres veces”. Y, abatido, rompió a llorar.

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Marcos 13, Libro 41

Y de nuevo comenzó a enseñar a la orilla del mar. Y una muchedumbre muy grande se reunió cerca de él, de modo que él subió a una barca y se sentó más allá en el mar, pero toda la muchedumbre a la orilla del mar estaba en la ribera. 2 De modo que se puso aAl ir saliendo él del templo, uno de sus discípulos le dijo: “Maestro, ¡mira!, ¡qué clase de piedras y qué clase de edificios!”. 2 Sin embargo, Jesús le dijo: “¿Contemplas estos grandes edificios? De ningún modo se dejará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada”.
3 Y estando él sentado en el monte de los Olivos con el templo a la vista, Pedro y Santiago y Juan y Andrés empezaron a preguntarle privadamente: 4 “Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas, y qué será la señal cuando todas estas cosas estén destinadas a alcanzar una conclusión?”. 5 De modo que Jesús comenzó a decirles: “Cuidado que nadie los extravíe. 6 Muchos vendrán sobre la base de mi nombre, diciendo: ‘Yo soy ese’, y extraviarán a muchos. 7 Además, cuando oigan de guerras e informes de guerras, no se aterroricen; [estas cosas] tienen que suceder, pero todavía no es el fin.
8 ”Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino, habrá terremotos en un lugar tras otro, habrá escaseces de alimento. Estos son principio de dolores de angustia.
9 ”En cuanto a ustedes, cuídense; los entregarán a los tribunales locales, y serán golpeados en las sinagogas y tendrán que estar de pie ante gobernadores y reyes por mi causa, para testimonio a ellos. 10 También, en todas las naciones primero tienen que predicarse las buenas nuevas. 11 Pero cuando vayan conduciéndolos para entregarlos, no se inquieten de antemano acerca de qué hablar; más bien, lo que se les dé en aquella hora, eso hablen, porque no son ustedes los que hablan, sino el espíritu santo. 12 Además, el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo, y los hijos se levantarán contra los padres y los harán morir; 13 y ustedes serán objeto de odio de parte de toda la gente por causa de mi nombre. Pero el que haya aguantado hasta el fin es el que será salvo.
14 ”Sin embargo, cuando alcancen a ver la cosa repugnante que causa desolación parada donde no debe (use discernimiento el lector), entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas. 15 El que esté sobre la azotea no baje, ni entre a sacar nada de su casa; 16 y el que se halle en el campo no vuelva a las cosas atrás para recoger su prenda de vestir exterior. 17 ¡Ay de las mujeres que estén encintas y de las que den de mamar en aquellos días! 18 Sigan orando que no ocurra en tiempo de invierno; 19 porque aquellos días serán [días de] una tribulación como la cual no ha sucedido una desde [el] principio de la creación que Dios creó hasta aquel tiempo, y no volverá a suceder. 20 De hecho, a menos que Jehová hubiera acortado los días, ninguna carne se salvaría. Mas por causa de los escogidos que él ha escogido ha acortado los días.
21 ”Entonces, también, si alguien les dice: ‘¡Miren! Aquí está el Cristo’, ‘¡Miren! Allá está’, no [lo] crean. 22 Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas y darán señales y prodigios para descarriar, si posible, a los escogidos. 23 Ustedes, pues, estén alerta; les he dicho todas las cosas de antemano.
24 ”Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su luz, 25 y las estrellas estarán cayendo del cielo, y los poderes que están en los cielos serán sacudidos. 26 Y entonces verán al Hijo del hombre viniendo en las nubes con gran poder y gloria. 27 Y entonces él enviará los ángeles y reunirá a sus escogidos desde los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
28 ”Ahora bien, aprendan de la higuera la ilustración: Luego que su rama nueva se pone tierna y hace brotar sus hojas, ustedes saben que está cerca el verano. 29 Así mismo también ustedes, cuando vean acontecer estas cosas, sepan que él está cerca, a las puertas. 30 En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que acontezcan todas estas cosas. 31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
32 ”Respecto a aquel día o la hora, nadie sabe, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre. 33 Sigan mirando, manténganse despiertos, porque no saben cuándo es el tiempo señalado. 34 Es como un hombre que, al viajar al extranjero, dejó su casa y dio la autoridad a sus esclavos, a cada uno su trabajo, y mandó al portero que se mantuviera alerta. 35 Por lo tanto, manténganse alerta, porque no saben cuándo viene el amo de la casa, si tarde en el día o a medianoche o al canto del gallo o muy de mañana; 36 para que, cuando él llegue de súbito, no los halle durmiendo. 37 Pero lo que les digo a ustedes, a todos lo digo: Manténganse alerta”.

enseñarles muchas cosas con ilustraciones, y les decía en su enseñanza: marcos 4.2 Jesus enseña desde una barca en ilustraciones3 “Escuchen. ¡Miren! El sembrador salió a sembrar. 4 Y al ir sembrando, parte [de la semilla] cayó a lo largo del camino, y las aves vinieron y se la comieron. 5 Y otra [parte] cayó sobre el pedregal, donde, por supuesto, no tenía mucha tierra, y brotó inmediatamente por no tener profundidad de tierra. 6 Mas cuando salió el sol, se chamuscó, y, por no tener raíz, se marchitó. 7 Y otra [parte] cayó entre los espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. 8 Mas otras cayeron sobre la tierra excelente, y, creciendo y aumentando, empezaron a dar fruto, y llevaban de a treinta y de a sesenta y de a ciento por uno”. 9 Entonces agregó la palabra: “El que tiene oídos para escuchar, escuche”.
10 Ahora bien, cuando quedó solo, los que se hallaban alrededor de él con los doce se pusieron a interrogarle acerca de las ilustraciones. marcos 4.10 Jesus es interrogado por discipulos acerca de ilustraciones y el les explica11 Y él procedió a decirles: “A ustedes se les ha dado el secreto sagrado del reino de Dios, mas a los de afuera todas las cosas ocurren en ilustraciones, 12 para que, aunque estén mirando, miren y sin embargo no vean, y, aunque estén oyendo, oigan y sin embargo no capten el sentido de ello, ni nunca se vuelvan y se les dé perdón”. 13 Además, les dijo: “Ustedes no saben esta ilustración, así es que ¿cómo entenderán todas las demás ilustraciones?
14 ”El sembrador siembra la palabra. 15 Estos, pues, son aquellos a lo largo del camino donde se siembra la palabra; mas luego que [la] han oído viene Satanás y se lleva la palabra que ha sido sembrada en ellos. 16 Y, así mismo, estos son los [que han sido] sembrados sobre los pedregales: luego que han oído la palabra, la aceptan con gozo. 17 Sin embargo, no tienen raíz en sí mismos, sino que continúan por un tiempo; entonces, luego que surge tribulación o persecución a causa de la palabra, se les hace tropezar. 18 Y hay otros que son sembrados entre los espinos; estos son los que han oído la palabra, 19 pero las inquietudes de este sistema de cosas y el poder engañoso de las riquezas y los deseos de las demás cosas van entrando y ahogan la palabra, y esta se hace infructífera. 20 Finalmente, los que han sido sembrados en la tierra excelente son los que escuchan la palabra y la reciben favorablemente y llevan fruto de a treinta y a sesenta y a ciento por uno”.
21 Y siguió diciéndoles: “No se trae la lámpara para ponerla debajo de la cesta de medir, o debajo de la cama, ¿verdad? Se trae para ponerla sobre el candelero, ¿no es así? 22 Porque nada hay escondido salvo con el propósito de que sea expuesto; nada ha llegado a estar cuidadosamente ocultado, sino con el propósito de que venga al descubierto. 23 El que tiene oídos para escuchar, que escuche”.
24 También les decía: “Presten atención a lo que oyen. Con la medida con que ustedes miden, se les medirá a ustedes, sí, hasta se les añadirá. 25 Porque al que tiene se le dará más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado”.
26 Y siguió diciendo: “De esta manera el reino de Dios es como cuando un hombre echa la semilla sobre la tierra, 27 y duerme de noche y se levanta de día, y la semilla brota y crece alta —precisamente cómo, él no lo sabe—. 28 Por sí misma la tierra gradualmente fructifica: primero el tallo de hierba, luego la espiga, finalmente el grano lleno en la espiga. 29 Pero tan pronto como el fruto lo permite, él mete la hoz, porque ha llegado el tiempo de la siega”.
30 Y siguió diciendo: “¿A qué hemos de asemejar el reino de Dios, o en qué ilustración lo presentaremos? 31 Como un grano de mostaza, que al tiempo que se sembró en la tierra era la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra…, 32 pero cuando se ha sembrado, sale y se hace mayor que todas las demás legumbres, y produce grandes ramas, de modo que las aves del cielo pueden hallar albergue bajo su sombra”.
33 De manera que con muchas ilustraciones de ese tipo les hablaba la palabra, hasta el grado que podían escuchar. 34 Verdaderamente, sin ilustración no les hablaba, pero privadamente explicaba a sus discípulos todas las cosas.
35 Y en aquel día, al anochecer, les dijo: “Pasemos a la otra ribera”. 36 Por eso, después de haber despedido ellos a la muchedumbre, lo llevaron en la barca, tal como estaba, y había con él otras barcas. 37 Ahora bien, estalló una grande y violenta tempestad de viento, y las olas seguían lanzándose dentro de la barca, de modo que faltaba poco para que la barca se llenara. 38 Pero él estaba en la popa, durmiendo sobre una almohada. De modo que lo despertaron y le dijeron: “Maestro, ¿no te importa que estemos a punto de perecer?”. 39 Con eso, él se despertó, y reprendió al viento y dijo al mar: “¡Silencio! ¡Calla!”. marcos 4.40 Jesus reprende una tempestad en el mar y esta se apaciguaY el viento se apaciguó, y sobrevino una gran calma. 40 De modo que les dijo: “¿Por qué se acobardan? ¿Todavía no tienen fe?”. 41 Pero ellos sintieron un temor extraordinario, y se decían unos a otros: “¿Quién, realmente, es este, porque hasta el viento y el mar le obedecen?”.

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Marcos 12, Libro 41

También, comenzó a hablarles con ilustraciones: “Un hombre plantó una viña, y la rodeó de una cerca, y cavó un estanque para el lagar y erigió una torre, y la arrendó a cultivadores, y viajó al extranjero. 2 Pues bien, a su debido tiempo envió un esclavo a los cultivadores, para que consiguiera de los cultivadores parte de los frutos de la viña. 3 Pero estos lo tomaron, lo golpearon severamente y lo enviaron sin nada. 4 Y de nuevo él les envió otro esclavo; y a ese lo hirieron en la cabeza y lo deshonraron. 5 Y envió otro, y a aquel lo mataron; y muchos otros, a algunos de los cuales golpearon severamente y a algunos de los cuales mataron. 6 Tenía todavía uno, un hijo amado. Se lo envió por último, diciendo: ‘Respetarán a mi hijo’. 7 Mas aquellos cultivadores dijeron entre sí: ‘Éste es el heredero. Vengan, matémoslo, y la herencia será nuestra’. 8 De modo que lo tomaron y lo mataron, y lo echaron fuera de la viña. 9 ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, y destruirá a los cultivadores, y dará la viña a otros. 10 ¿Nunca leyeron esta escritura: ‘La piedra que los edificadores rechazaron, esta ha llegado a ser la principal piedra angular. 11 De parte de Jehová ha venido a ser esto, y es maravilloso a nuestros ojos’?”.
12 Ante aquello, buscaban cómo prenderlo, pero temían a la muchedumbre, pues se dieron cuenta de que él, al hablar la ilustración, estaba pensando en ellos. De modo que lo dejaron, y se fueron.
13 Entonces le enviaron algunos de los fariseos y de los partidarios de Herodes, para sorprenderlo en su habla. 14 Al llegar estos, le dijeron: “Maestro, sabemos que eres veraz y no te importa nadie, porque no miras la apariencia exterior de los hombres, sino que enseñas el camino de Dios de acuerdo con la verdad: ¿Es lícito pagar la capitación a César, o no? 15 ¿Debemos pagar, o no debemos pagar?”. Echando de ver su hipocresía, él les dijo: “¿Por qué me ponen a prueba? Tráiganme un denario para verlo”. 16 Trajeron uno. Y él les dijo: “¿De quién es esta imagen e inscripción?”. Ellos le dijeron: “De César”. 17 Jesús entonces dijo: “Paguen a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios”. Y se maravillaban de él.
18 Entonces vinieron a él saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le hicieron la pregunta: 19 “Maestro, Moisés nos escribió que si el hermano de alguien muere y deja atrás una esposa, pero no deja hijo, su hermano debe tomar la esposa y levantar prole de ella a su hermano. 20 Hubo siete hermanos; y el primero tomó una esposa, mas no dejó prole cuando murió. 21 Y el segundo la tomó, pero murió sin dejar prole; y el tercero lo mismo. 22 Y ninguno de los siete dejó prole. Con posterioridad a todos, también la mujer murió. 23 En la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa ella? Porque los siete la tuvieron por esposa”. 24 Jesús les dijo: “¿No es por esto por lo que están equivocados, por no conocer ni las Escrituras ni el poder de Dios? 25 Porque cuando se levantan de entre los muertos, ni se casan los hombres ni se dan en matrimonio las mujeres, sino que son como los ángeles en los cielos. 26 Mas concerniente a los muertos, de que son levantados, ¿no leyeron en el libro de Moisés, en el relato acerca de la zarza, cómo Dios le dijo: ‘Yo soy el Dios de Abrahán y Dios de Isaac y Dios de Jacob’? 27 Él no es Dios de muertos, sino de vivos. Ustedes están muy equivocados”.
28 Ahora bien, uno de los escribas que había llegado y los había oído disputar, sabiendo que él les había contestado de excelente manera, le preguntó: “¿Cuál mandamiento es el primero de todos?”. 29 Jesús contestó: “El primero es: ‘Oye, oh Israel, Jehová nuestro Dios es un solo Jehová, 30 y tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas’. 31 El segundo es este: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo’. No hay otro mandamiento mayor que estos”. 32 El escriba le dijo: “Maestro, bien dijiste de acuerdo con la verdad: ‘Uno Solo es Él, y no hay otro fuera de Él’; 33 y esto de amarlo con todo el corazón y con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y esto de amar al prójimo como a uno mismo, vale mucho más que todos los holocaustos y sacrificios”. 34 Ante aquello, Jesús, discerniendo que había contestado inteligentemente, le dijo: “No estás lejos del reino de Dios”. Pero nadie tenía ánimo ya para interrogarle.
35 Sin embargo, al responder, Jesús se puso a decir mientras enseñaba en el templo: “¿Cómo es que los escribas dicen que el Cristo es hijo de David? 36 Por el espíritu santo David mismo dijo: ‘Jehová dijo a mi Señor: “Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies”’. 37 David mismo lo llama ‘Señor’, pero ¿cómo sucede que él sea su hijo?”.
Y la gran muchedumbre le escuchaba con gusto. 38 Y en su enseñanza él procedió a decir: “Cuídense de los escribas que quieren andar por todos lados en ropas largas y quieren saludos en las plazas de mercado 39 y asientos delanteros en las sinagogas y lugares muy prominentes en las cenas. 40 Ellos son los que devoran las casas de las viudas y por pretexto hacen largas oraciones; estos recibirán juicio más pesado”.
41 Y se sentó con las arcas de la tesorería a la vista, y se puso a observar cómo la muchedumbre echaba dinero en las arcas de la tesorería; y muchos ricos echaban muchas monedas. 42 Luego vino una viuda pobre y echó dos monedas pequeñas, que tienen muy poco valor. 43 Entonces él llamó a sí a sus discípulos y les dijo: “En verdad les digo que esta viuda pobre echó más que todos los que están echando dinero en las arcas de la tesorería; 44 porque todos ellos echaron de lo que les sobra, pero ella, de su indigencia, echó cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir”.

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Marcos 11, Libro 41

Ahora bien, cuando se acercaban a Jerusalén, a Betfagué y a Betania, al monte de los Olivos, él despachó a dos de sus discípulos 2 y les dijo: “Vayan a la aldea que está a su vista, y luego que entren en ella hallarán un pollino atado, sobre el cual ninguno de la humanidad se ha sentado aún; desátenlo y tráiganlo. 3 Y si alguien les dice: ‘¿Por qué están haciendo esto?’, digan: ‘El Señor lo necesita, y en seguida lo enviará de vuelta acá’”. 4 De modo que se fueron y hallaron el pollino atado junto a la puerta, afuera en la calle secundaria, y lo desataron. 5 Pero algunos de los que estaban de pie allí se pusieron a decirles: “¿Qué están haciendo, desatando el pollino?”. 6 Ellos dijeron a estos así como Jesús había dicho; y ellos los dejaron ir.
7 Y llevaron el pollino a Jesús, y pusieron sus prendas de vestir exteriores sobre [el pollino], y [Jesús] se sentó en él. 8 También, muchos tendieron sus prendas de vestir exteriores en el camino, pero otros cortaron follaje de los campos. 9 Y los que iban delante y los que venían detrás clamaban: “¡Salva, rogamos! ¡Bendito es el que viene en el nombre de Jehová! 10 ¡Bendito es el reino venidero de nuestro padre David! ¡Salva, rogamos, en las alturas!”. 11 Y él entró en Jerusalén, en el templo; y miró todas las cosas alrededor, y, como la hora era ya avanzada, salió para Betania con los doce.
12 Al día siguiente, cuando habían salido de Betania, le dio hambre. 13 Y de lejos alcanzó a ver una higuera que tenía hojas, y fue a ver si acaso hallaba algo en ella. Mas, al llegar a ella, nada halló sino hojas, porque no era la época de los higos. 14 Así que, tomando la palabra, le dijo: “Nunca jamás coma ya nadie fruto de ti”. Y sus discípulos estaban escuchando.
15 Luego llegaron a Jerusalén. Allí él entró en el templo y comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas y los bancos de los que vendían palomas; 16 y no dejaba que nadie llevara utensilio alguno por el templo, 17 sino que siguió enseñando y diciendo: “¿No está escrito: ‘Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones’? Pero ustedes la han hecho una cueva de salteadores”. 18 Y lo oyeron los sacerdotes principales y los escribas, y se pusieron a buscar cómo destruirlo; porque le temían, pues toda la muchedumbre estaba continuamente atónita de su enseñanza.
19 Y cuando se hacía tarde en el día, salían de la ciudad. 20 Pero cuando estaban pasando muy de mañana, vieron la higuera ya marchitada, desde las raíces. 21 Entonces Pedro, acordándose de ello, le dijo: “¡Rabí, mira!, la higuera que maldijiste se ha marchitado”. 22 Y respondiendo, Jesús les dijo: “Tengan fe en Dios. 23 En verdad les digo que cualquiera que diga a esta montaña: ‘Sé alzada y echada al mar’, y no duda en su corazón, sino que tiene fe en que va a ocurrir lo que dice, así lo tendrá. 24 Por eso les digo: Todas las cosas que oran y piden, tengan fe en que pueden darse por recibidas, y las tendrán. 25 Y cuando estén de pie orando, perdonen lo que tengan contra alguno; para que su Padre que está en los cielos también les perdone sus ofensas”. 26 ——
27 Y vinieron de nuevo a Jerusalén. Y al ir él andando por el templo, los sacerdotes principales y los escribas y los ancianos se le acercaron 28 y se pusieron a decirle: “¿Con qué autoridad haces estas cosas?, ¿o quién te dio esta autoridad para hacer estas cosas?”. 29 Jesús les dijo: “Yo les haré una pregunta. Contéstenme, y yo también les diré con qué autoridad hago estas cosas. 30 El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres? Contéstenme”. 31 De modo que razonaban entre sí, diciendo: “Si decimos: ‘Del cielo’, dirá: ‘Entonces, ¿por qué no le creyeron?’. 32 Pero, ¿nos atrevemos a decir: ‘De los hombres’?”… Temían a la muchedumbre, porque todos estos sostenían que Juan realmente había sido profeta. 33 Pues, en respuesta a Jesús dijeron: “No sabemos”. Y Jesús les dijo: “Tampoco les digo yo con qué autoridad hago estas cosas”.

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Marcos 10, Libro 41

Levantándose de allí, vino a los términos de Judea y al otro lado del Jordán, y de nuevo las muchedumbres se le reunieron, y según tenía por costumbre, de nuevo se puso a enseñarles. 2 Entonces se le acercaron unos fariseos y, para ponerlo a prueba, se pusieron a preguntarle si le era lícito al varón divorciarse de su esposa. 3 Él, respondiendo, les dijo: “¿Qué les mandó Moisés?”. 4 Ellos dijeron: “Moisés permitió escribir un certificado de despedida y divorciarse [de ella]”. 5 Pero Jesús les dijo: “En vista de la dureza del corazón de ustedes les escribió este mandamiento. 6 Sin embargo, desde [el] principio de la creación ‘Él los hizo macho y hembra. 7 Por este motivo dejará el hombre a su padre y a su madre, 8 y los dos serán una sola carne’; de modo que ya no son dos, sino una sola carne. 9 Por lo tanto, lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre”. 10 Y en la casa de nuevo, los discípulos le interrogaban acerca de esto. 11 Y él les dijo: “Cualquiera que se divorcie de su esposa y se case con otra comete adulterio contra ella, 12 y si alguna vez una mujer, después de divorciarse de su esposo, se casa con otro, ella comete adulterio”.
13 Entonces la gente empezó a traerle niñitos para que los tocara; pero los discípulos corrigieron [a la gente]. 14 Al ver esto, Jesús se indignó y les dijo: “Dejen que los niñitos vengan a mí; no traten de detenerlos, porque el reino de Dios pertenece a los que son así. 15 En verdad les digo: El que no reciba el reino de Dios como un niñito, de ninguna manera entrará en él”. 16 Y tomó a los niños en los brazos y empezó a bendecirlos, poniendo las manos sobre ellos.
17 Y al salir él para seguir su camino, cierto hombre vino corriendo y cayó de rodillas delante de él y le hizo una pregunta: “Buen Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar vida eterna?”. 18 Jesús le dijo: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino uno solo, Dios. 19 Conoces los mandamientos: ‘No asesines, No cometas adulterio, No hurtes, No des falso testimonio, No defraudes, Honra a tu padre y a tu madre’”. 20 El hombre le dijo: “Maestro, todas estas cosas las he guardado desde mi juventud”. 21 Y mirándolo, Jesús sintió amor por él, y le dijo: “Una cosa falta en cuanto a ti: Ve, vende las cosas que tienes, y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo, y ven, sé mi seguidor”. 22 Mas él se entristeció por el dicho, y se fue contristado, porque tenía muchas posesiones.
23 Después de mirar alrededor, Jesús dijo a sus discípulos: “¡Cuán difícil les será a los que tienen dinero entrar en el reino de Dios!”. 24 Pero los discípulos estaban sorprendidos de sus palabras. En respuesta Jesús les dijo de nuevo: “Hijos, ¡cuán difícil es entrar en el reino de Dios! 25 Más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de Dios”. 26 Quedaron aún más atónitos, y le dijeron: “¿Quién, de hecho, puede ser salvo?”. 27 Mirándolos directamente, Jesús dijo: “Para los hombres es imposible, mas no para Dios, porque todas las cosas son posibles para Dios”. 28 Pedro comenzó a decirle: “¡Mira! Nosotros dejamos todas las cosas y te hemos estado siguiendo”. 29 Jesús dijo: “En verdad les digo: Nadie ha dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o campos, por causa de mí y por causa de las buenas nuevas, 30 que no reciba el céntuplo ahora en este período de tiempo: casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y campos, con persecuciones, y en el sistema de cosas venidero vida eterna. 31 Sin embargo, muchos que son primeros serán últimos; y los últimos, primeros”.
32 Ahora bien, iban avanzando por el camino que sube a Jerusalén, y Jesús iba delante de ellos, y ellos estaban asombrados; pero los que venían siguiendo temían. De nuevo llevó aparte a los doce y comenzó a decirles estas cosas destinadas a sobrevenirle: 33 “Aquí estamos, subiendo hacia Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sacerdotes principales y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a [hombres de] las naciones, 34 y se burlarán de él y le escupirán y lo azotarán y lo matarán, pero tres días después se levantará”.
35 Y Santiago y Juan, los dos hijos de Zebedeo, se le acercaron y le dijeron: “Maestro, queremos que hagas por nosotros cualquier cosa que te pidamos”. 36 Él les dijo: “¿Qué quieren que les haga?”. 37 Le dijeron: “Concédenos sentarnos, uno a tu derecha y uno a tu izquierda, en tu gloria”. 38 Mas Jesús les dijo: “No saben lo que piden. ¿Pueden beber la copa que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?”. 39 Ellos le dijeron: “Podemos”. Ante eso, Jesús les dijo: “La copa que yo bebo ustedes beberán, y con el bautismo con que yo soy bautizado ustedes serán bautizados. 40 Sin embargo, esto de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía darlo, sino que pertenece a aquellos para quienes se ha preparado”.
41 Ahora bien, cuando los otros diez oyeron de esto, comenzaron a indignarse contra Santiago y Juan. 42 Mas Jesús, habiéndolos llamado a sí, les dijo: “Ustedes saben que los que parecen gobernar a las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen autoridad sobre ellas. 43 No es así entre ustedes; antes bien, el que quiera llegar a ser grande entre ustedes tiene que ser ministro de ustedes, 44 y el que quiera ser el primero entre ustedes tiene que ser el esclavo de todos. 45 Porque aun el Hijo del hombre no vino para que se le ministrara, sino para ministrar y para dar su alma en rescate en cambio por muchos”.
46 Y entraron en Jericó. Pero cuando salían de Jericó él y sus discípulos y una muchedumbre considerable, Bartimeo (hijo de Timeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. 47 Al oír que era Jesús el Nazareno, comenzó a gritar y a decir: “¡Hijo de David, Jesús, ten misericordia de mí!”. 48 Ante eso, muchos se pusieron a decirle rigurosamente que se callara; pero él siguió gritando mucho más: “¡Hijo de David, ten misericordia de mí!”. 49 De modo que Jesús se detuvo y dijo: “Llámenlo”. Y llamaron al ciego, diciéndole: “Cobra ánimo, levántate; te llama”. 50 Tirando su prenda de vestir exterior, él se puso de pie de un salto y fue a Jesús. 51 Y en respuesta a él, Jesús le dijo: “¿Qué quieres que te haga?”. El ciego le dijo: “Rabboni, que recobre la vista”. 52 Y Jesús le dijo: “Vete, tu fe te ha devuelto la salud”. E inmediatamente recobró la vista, y se puso a seguirle en el camino.

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Marcos 09, Libro 41

Además, siguió diciéndoles: “En verdad les digo: Hay algunos de los que están de pie aquí que de ningún modo gustarán la muerte hasta que primero vean el reino de Dios ya venido en poder”. 2 Por consiguiente, seis días después Jesús tomó consigo a Pedro y a Santiago y a Juan, y los llevó a una montaña encumbrada donde estuvieran solos. Y fue transfigurado delante de ellos, 3 y sus prendas de vestir exteriores se volvieron relucientes, mucho más blancas de lo que pudiera blanquearlas cualquier limpiador de ropa en la tierra. 4 También, se les apareció Elías con Moisés, y estaban conversando con Jesús. 5 Y, tomando la palabra, Pedro dijo a Jesús: “Rabí, es excelente que estemos aquí, de modo que erijamos tres tiendas: una para ti y una para Moisés y una para Elías”. 6 De hecho, no sabía cómo debía responder, porque estaban aterrados a gran grado. 7 Y se formó una nube que los cubría con su sombra, y de la nube salió una voz: “Este es mi Hijo, el amado; escúchenle”. 8 De repente, sin embargo, miraron alrededor y no vieron a nadie con ellos ya, sino a Jesús solo.
9 Mientras venían bajando de la montaña, él les ordenó expresamente que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta después que el Hijo del hombre se hubiera levantado de entre los muertos. 10 Y tomaron la palabra a pecho, pero entre sí trataban acerca de lo que quería decir esto de levantarse de entre los muertos. 11 Y se pusieron a interrogarle, diciendo: “¿Por qué dicen los escribas que Elías tiene que venir primero?”. 12 Él les dijo: “Elías sí viene primero y restaura todas las cosas; pero ¿cómo es que está escrito respecto al Hijo del hombre que él tiene que pasar por muchos sufrimientos y ser menospreciado? 13 Pero yo les digo: Elías, de hecho, ha venido, e hicieron con él cuantas cosas quisieron, así como está escrito de él”.
14 Ahora bien, al acercarse a los demás discípulos, notaron una muchedumbre grande alrededor de ellos, y a unos escribas que disputaban con ellos. 15 Pero luego que toda la muchedumbre alcanzó a verlo, quedó aturdida, y, corriendo hacia él, lo saludaban. 16 Y él les preguntó: “¿Qué disputan con ellos?”. 17 Y uno de entre la muchedumbre le contestó: “Maestro, te traje a mi hijo porque tiene un espíritu mudo; 18 y dondequiera que lo prende lo echa al suelo, y [el muchacho] echa espumarajos y hace rechinar los dientes y pierde la fuerza. Y dije a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron”. 19 En respuesta, él les dijo: “Oh generación falta de fe, ¿hasta cuándo tengo que continuar con ustedes? ¿Hasta cuándo tengo que soportarlos? Tráiganmelo”. 20 De modo que se lo llevaron. Pero al verlo, el espíritu en seguida convulsionó [al muchacho], y este, cayendo al suelo, se revolcaba, espumajeando. 21 Y [Jesús] preguntó al padre de él: “¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto?”. Dijo él: “Desde niño; 22 y repetidas veces lo echaba en el fuego así como en el agua para destruirlo. Pero si puedes hacer algo, compadécete de nosotros y ayúdanos”. 23 Jesús le dijo: “Esa expresión: ¡‘Si puedes’! ¡Todas las cosas son posibles para uno si tiene fe!”. 24 Clamando inmediatamente, el padre del niñito decía: “¡Tengo fe! ¡Ayúdame donde necesite fe!”.
25 Jesús, notando ahora que una muchedumbre venía corriendo en masa hacia [ellos], reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: “Espíritu mudo y sordo, yo te ordeno: sal de él y no entres más en él”. 26 Y después de clamar y hacer muchas convulsiones, salió; y [el muchacho] quedó como muerto, de modo que la mayor parte de ellos decía: “¡Está muerto!”. 27 Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo alzó, y él se levantó. 28 Por eso, después que hubo entrado en una casa, sus discípulos procedieron a preguntarle privadamente: “¿Por qué no pudimos expulsarlo nosotros?”. 29 Y él les dijo: “Este género con nada puede salir salvo con oración”.
30 Partieron de allí y siguieron su camino a través de Galilea, pero él no quería que nadie llegara a saberlo. 31 Porque enseñaba a sus discípulos y les decía: “El Hijo del hombre ha de ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán, pero, a pesar de que lo maten, se levantará tres días después”. 32 Sin embargo, ellos no entendían el dicho, y tenían miedo de interrogarle.
33 Y entraron en Capernaum. Ahora bien, cuando estuvo en la casa, les hizo la pregunta: “¿Qué discutían en el camino?”. 34 Se quedaron callados, porque en el camino habían discutido entre sí sobre quién era el mayor. 35 De modo que él se sentó y llamó a los doce y les dijo: “Si alguien quiere ser el primero, tiene que ser el último de todos y ministro de todos”. 36 Y tomando a un niñito, lo puso de pie en medio de ellos y lo rodeó con los brazos y les dijo: 37 “Cualquiera que reciba a uno de tales niñitos sobre la base de mi nombre, a mí me recibe; y cualquiera que me recibe a mí, no me recibe a mí [solamente], sino [también] al que me envió”.
38 Juan le dijo: “Maestro, vimos a cierto hombre que expulsaba demonios por el uso de tu nombre y tratamos de impedírselo, porque no nos acompañaba”. 39 Pero Jesús dijo: “No traten de impedírselo, porque nadie hay que haga una obra poderosa sobre la base de mi nombre que pronto pueda injuriarme; 40 porque el que no está contra nosotros, está a favor nuestro. 41 Porque cualquiera que les dé de beber un vaso de agua debido a que pertenecen a Cristo, verdaderamente les digo, de ninguna manera perderá su galardón. 42 Pero cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que creen, mejor le sería que se le pusiera alrededor del cuello una piedra de molino como la que el asno hace girar y realmente fuera arrojado al mar.
43 ”Y si en cualquier tiempo tu mano te hace tropezar, córtala; mejor te es entrar manco en la vida que con dos manos irte al Gehena, al fuego que no se puede apagar. 44 —— 45 Y si tu pie te hace tropezar, córtalo; mejor te es entrar cojo en la vida que con dos pies ser arrojado al Gehena. 46 —— 47 Y si tu ojo te hace tropezar, tíralo; mejor te es entrar con un solo ojo en el reino de Dios que con dos ojos ser arrojado al Gehena, 48 donde su cresa no muere y el fuego no se apaga.
49 ”Pues todos tienen que ser salados con fuego. 50 La sal es excelente; pero si en cualquier tiempo la sal pierde su fuerza, ¿con qué la sazonarán? Tengan sal en ustedes, y mantengan paz entre unos y otros”.

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Marcos 08, Libro 41

En aquellos días, cuando otra vez hubo una muchedumbre grande y no tenían qué comer, mandó llamar a los discípulos y les dijo: 2 “Me compadezco de la muchedumbre, porque ya son tres días que han permanecido cerca de mí y no tienen qué comer; 3 y si los envío en ayunas a sus casas, desfallecerán en el camino. De hecho, algunos de ellos son de muy lejos”. 4 Pero sus discípulos le contestaron: “¿De dónde podrá alguien aquí en un lugar aislado satisfacer a estos con panes?”. 5 A pesar de eso, él procedió a preguntarles: “¿Cuántos panes tienen?”. Ellos dijeron: “Siete”. 6 Y mandó que la muchedumbre se reclinara sobre el suelo, y tomó los siete panes y, habiendo dado gracias, los partió, e iba dándolos a sus discípulos para que los sirvieran, y ellos los sirvieron a la muchedumbre. 7 También tenían unos cuantos pescaditos; y él, habiéndolos bendecido, les dijo que también sirvieran estos. 8 De modo que comieron y quedaron satisfechos, y recogieron trozos sobrantes, siete cestas de provisiones llenas. 9 Sin embargo, eran unos cuatro mil [hombres]. Por fin los despidió.
10 E inmediatamente subió a la barca con sus discípulos y entró en las partes de Dalmanuta. 11 Aquí salieron los fariseos y comenzaron a disputar con él, buscando de él una señal procedente del cielo, para ponerlo a prueba. 12 De modo que él gimió profundamente con su espíritu, y dijo: “¿Por qué busca señal esta generación? Verdaderamente digo: No se le dará señal alguna a esta generación”. 13 Con eso los dejó, volvió a embarcarse, y se fue a la ribera opuesta.
14 Sucedió que se les olvidó llevar panes, y, con la excepción de un pan, no tenían nada consigo en la barca. 15 Y él se puso a ordenarles expresamente y a decir: “Mantengan los ojos abiertos, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes”. 16 De modo que iban discutiendo los unos con los otros sobre el hecho de que no tenían panes. 17 Notándolo él, les dijo: “¿Por qué discuten sobre el no tener panes? ¿Todavía no perciben ni captan el significado? ¿Tienen su corazón embotado e incapaz de entender? 18 ‘Aunque tienen ojos, ¿no ven?; y aunque tienen oídos, ¿no oyen?’ ¿Y no se acuerdan, 19 cuando partí los cinco panes para los cinco mil [hombres], cuántas cestas llenas de trozos recogieron?”. Le dijeron: “Doce”. 20 “Cuando partí los siete para los cuatro mil [hombres], ¿cuántas cestas de provisiones llenas de trozos recogieron?”. Y le dijeron: “Siete”. 21 Entonces les dijo: “¿Todavía no captan el significado?”.
22 Ahora bien, arribaron a Betsaida. Aquí le trajeron un ciego, y le suplicaron que lo tocara. 23 Y tomando al ciego de la mano, lo sacó fuera de la aldea, y, habiendo escupido sobre los ojos de este, puso las manos sobre él y se puso a preguntarle: “¿Ves algo?”. 24 Y el hombre miró hacia arriba, y decía: “Veo hombres, porque observo lo que parece árboles, pero están andando”. 25 Entonces él volvió a poner las manos sobre los ojos del hombre, y el hombre vio con claridad, y quedó restaurado, y veía todo distintamente. 26 De modo que él lo envió a su casa, diciendo: “Pero no entres en la aldea”.
27 Entonces Jesús y sus discípulos partieron para las aldeas de Cesarea de Filipo, y en el camino se puso a interrogar a sus discípulos, diciéndoles: “¿Quién dicen los hombres que soy?”. 28 Ellos le dijeron: “Juan el Bautista, y otros: Elías, y otros: Uno de los profetas”. 29 Y él les hizo la pregunta: “Pero ustedes, ¿quién dicen que soy?”. Respondiendo, Pedro le dijo: “Tú eres el Cristo”. 30 Entonces les ordenó con firmeza que no dijeran a nadie acerca de él. 31 También, comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre tenía que pasar por muchos sufrimientos y ser rechazado por los ancianos y los sacerdotes principales y los escribas, y ser muerto, y levantarse tres días después. 32 De hecho, con franqueza les hacía aquella declaración. Mas Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo. 33 Él se volvió, miró a sus discípulos, y reprendió a Pedro, y dijo: “Ponte detrás de mí, Satanás, porque tú no piensas los pensamientos de Dios, sino los de los hombres”.
34 Entonces llamó a sí a la muchedumbre con sus discípulos y les dijo: “Si alguien quiere venir en pos de mí, repúdiese a sí mismo y tome su madero de tormento y sígame de continuo. 35 Porque el que quiera salvar su alma, la perderá; mas el que pierda su alma por causa de mí y de las buenas nuevas, la salvará. 36 En realidad, ¿de qué provecho le es al hombre ganar todo el mundo y pagarlo con perder su alma? 37 ¿Qué, realmente, daría el hombre en cambio por su alma? 38 Porque el que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del hombre también se avergonzará de él cuando llegue en la gloria de su Padre con los santos ángeles”.

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Marcos 07, Libro 41

Ahora bien, los fariseos y algunos de los escribas que habían venido de Jerusalén se juntaron en torno de él. 2 Y cuando vieron a algunos de los discípulos de él tomar su comida con manos contaminadas, es decir, no lavadas 3 —porque los fariseos y todos los judíos no comen a menos que se laven las manos hasta el codo, teniendo firmemente asida la tradición de los hombres de otros tiempos, 4 y, al volver del mercado, no comen a menos que se limpien por rociadura; y hay muchas otras tradiciones que han recibido para tenerlas firmemente asidas: bautismos de copas y cántaros y vasos de cobre—; 5 de modo que estos fariseos y escribas le preguntaron: “¿Por qué no proceden tus discípulos conforme a la tradición de los hombres de otros tiempos, sino que toman su comida con manos contaminadas?”. 6 Él les dijo: “Aptamente profetizó Isaías acerca de ustedes, hipócritas, como está escrito: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está muy alejado de mí. 7 En vano me siguen adorando, porque enseñan como doctrinas mandatos de hombres’. 8 Soltando el mandamiento de Dios, ustedes tienen firmemente asida la tradición de los hombres”.
9 Además, siguió diciéndoles: “Diestramente ponen ustedes a un lado el mandamiento de Dios para retener su tradición. 10 Por ejemplo, Moisés dijo: ‘Honra a tu padre y a tu madre’, y: ‘El que injurie a padre o a madre termine en muerte’. 11 Pero ustedes dicen: ‘Si un hombre le dice a su padre o a su madre: “Todo lo que tengo por lo cual pudieras sacar provecho de mí es corbán (es decir, una dádiva dedicada a Dios)”’…, 12 ya no le dejan hacer ni una sola cosa por su padre o su madre, 13 y así invalidan la palabra de Dios por la tradición suya que ustedes transmitieron. Y hacen muchas cosas parecidas a esto”. 14 Entonces, llamando a sí otra vez a la muchedumbre, procedió a decirles: “Escúchenme, todos ustedes, y capten el significado. 15 Nada hay que entre en el hombre de fuera de él que pueda contaminarlo; mas las cosas que proceden del hombre son las cosas que contaminan al hombre”. 16 ——
17 Ahora bien, cuando hubo entrado en una casa, apartado de la muchedumbre, sus discípulos se pusieron a preguntarle acerca de la ilustración. 18 De modo que les dijo: “¿Están ustedes también faltos de percepción como ellos? ¿No se dan cuenta de que nada que de fuera entra en el hombre puede contaminarlo, 19 puesto que no entra en [su] corazón, sino en [sus] intestinos, y sale a la cloaca?”. Así declaró limpios todos los alimentos. 20 Además dijo: “Lo que procede del hombre es lo que contamina al hombre; 21 porque de dentro, del corazón de los hombres, proceden razonamientos perjudiciales: fornicaciones, hurtos, asesinatos, 22 adulterios, codicias, actos de iniquidad, engaño, conducta relajada, ojo envidioso, blasfemia, altanería, irracionalidad. 23 Todas estas cosas inicuas proceden de dentro y contaminan al hombre”.
24 Levantándose de allí, se fue a las regiones de Tiro y Sidón. Y entró en una casa y no quería que nadie llegara a saberlo. Sin embargo, no pudo pasar inadvertido; 25 antes bien, inmediatamente una mujer cuya hijita tenía un espíritu inmundo oyó acerca de él, y vino y se postró a sus pies. 26 La mujer era griega, de nacionalidad sirofenicia; y siguió pidiéndole que expulsara de su hija al demonio. 27 Pero él empezó por decirle: “Primero deja que los hijos se satisfagan, porque no es correcto tomar el pan de los hijos y echarlo a los perritos”. 28 Pero, en respuesta, ella le dijo: “Sí, señor; sin embargo, los perritos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los niñitos”. 29 Ante aquello, él le dijo: “Por haber dicho esto, ve; el demonio ha salido de tu hija”. 30 De modo que ella se fue a su casa y halló a la niñita acostada en la cama, y que el demonio había salido.
31 Entonces, saliendo él de nuevo de las regiones de Tiro, se fue por Sidón al mar de Galilea y subió por en medio de las regiones de Decápolis. 32 Aquí le trajeron un hombre sordo y con un impedimento del habla, y le suplicaron que pusiera la mano sobre él. 33 Y él se lo llevó aparte de la muchedumbre, en privado, y puso sus dedos en los oídos del hombre y, después de escupir, le tocó la lengua. 34 Y con una mirada al cielo suspiró profundamente y le dijo: “Éffatha”, esto es: “Sé abierto”. 35 Pues bien, las facultades de oír de aquel fueron abiertas, y el impedimento de su lengua fue desatado, y empezó a hablar normalmente. 36 Con eso, él les ordenó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto más les ordenaba, tanto más lo proclamaban. 37 De hecho, estaban atónitos de una manera sumamente extraordinaria, y decían: “Todas las cosas las ha hecho bien. Hasta a los sordos hace oír y a los mudos hablar”.

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